Lo que queda de los muros debilitados que una vez se extendieron 14 kilómetros alrededor de la ciudad es propenso a derrumbarse en los cimientos y colapsar cuando llegan las lluvias. Casas y edificios comerciales han surgido en otras secciones demolidas o se han convertido en vertederos de basura y aguas residuales de la ciudad cada vez más abarrotada. En otros lugares, las excavadoras perforan las fortificaciones de laterita rica en hierro y aluminio, que se carga en burros y se lleva para su uso en la construcción y renovación.
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