La escena es común en cualquier vuelo con origen o destino en Italia y algunos países de Europa del Este. Las ruedas del avión tocan el suelo, el piloto pone los motores en reversa para frenar el avión, y según el estruendo comienza a disiparse, una salva de aplausos recorre la cabina de pasajeros. Cuando era (más) joven pensaba que era una horterada propia de gente que no suele montarse en un avión. Después de un año y medio volando cuatro veces al mes, os seré sincero, me parece una costumbre maravillosa.
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