El no creer en Dios, ni en ninguna entidad sobrenatural, no nos empuja a la melancolía o al suicidio, sino todo lo contrario. Pienso que eso debe ser un aliciente para valorar la vida como un fenómeno extraordinario dentro del universo, como el fruto de millones de casualidades que nos han conducido a este momento.
|
etiquetas: religión , ateismo , filosofía