Semanas de planificación y redacción hasta dar con un guion redondo, horas con el pincel en la mano para crear cada una de las ilustraciones, buscar la banda sonora adecuada, locutar el audio, editar el material, subirlo a Facebook, ver cómo el vídeo tiene éxito, se comparte en redes sociales y acumula cientos, miles, decenas de miles, centenares de miles de reproducciones… Y todo sin que ese trabajo revierta ni un mísero euro en el bolsillo de sus creadores.
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