En la década de los 80, los rusos consumían 1.000 millones de botellas de Pepsi al año, fabricadas en las 21 plantas abiertas entre sus fronteras. Pero a medida que la URSS entraba en colapso a causa de la crisis económica y la desintegración territorial, las negociaciones con Pepsi se complicaron cada vez más. Y de esta forma se produjo, en 1989, el intercambio más inverosímil de todos: el presidente de Pepsi tuvo que aceptar la entrega de parte de la flota de obsoletos submarinos y barcos de guerra rusos como método de pago.
|
etiquetas: urss , pepsi , refrescos , submarinos