Como dije hace un tiempo no hay que supeditar el aprendizaje a la creatividad. Hay que supeditar el día a día a reforzar las habilidades de uno y, como no, a dejarnos de comprar sofismos únicos para todos nuestros estudiantes. La creatividad no se aprende ni se destruye en el aula, por mucho que algunos se empeñen en dar conferencias o editar libros vendiéndonos lo anterior. La escuela ayuda a los que no son creativos para que tengan un futuro. La escuela no es el enemigo de la creatividad. La escuela no tiene intención de matar la creatividad
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