Erik Sorto, quien quedó paralizado del cuello para abajo a los 21 años por una herida de bala, es "la primera persona en el mundo que tiene una prótesis neural implantada" que le permite hacer gestos como un apretón de manos, beber de un vaso e incluso jugar "piedra, papel o tijeras" con su brazo robótico. Anteriores intentos de implantes cerebrales usaban la corteza cerebral motora para controlar los movimientos. El éxito de este viene de colocar el implante en la zona cerebral que planifica el movimiento. En español:
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