Los ordenadores están limitados por la miniaturización de sus circuitos integrados, pero existe otra limitación de la que no se habla tanto: a más potencia de cálculo más calor se genera, y a partir de una temperatura crítica el ordenador deja de funcionar. Lo ideal sería poder instalar "neveritas" cercanas a las CPU para poder enfriarlas. Para eso hay que reinventar la nevera... y en eso anda el científico Pol Lloveras.
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