En nuestra lengua existen infinidad de maneras para referirnos al acto sexual, encontrándonos que las formas de ‘follar’, ‘echar un polvo’, ‘fornicar’ o ‘echar un kiki’ son de las más comunes y utilizadas, pero en esta ocasión me voy a centrar en la última de ellas y explicaros de dónde surge llamarlo ‘kiki’.
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