Se trata de una explotación subterránea no en roca con una gran sala de 30 metros cuadrados y tres galerías, en la que la extracción se hacía de forma manual y que no tiene parangón en la zona. Solo se puede comparar geológicamente con la mina de Melgotos, ya en Orense. Los romanos abrieron y explotaron esta oquedad porque su riqueza era «notable».
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