Cada vez más empresas transforman los motores de sus barcos diésel por motores de gas natural. La mayor parte de las nuevas adquisiciones de las principales empresas también son de GNL dejando de lado el diésel que afecta a las ciudades portuarias, la clientela de los barcos y al personal que trabaja en ellos. El gas natural emite menos óxidos de nitrógeno, casi no emite partículas sólidas y la cantidad de dióxido de carbono es sensiblemente menor.
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