Hay siempre un paso más en la demencia del lujo. En 1997, cuando David Foster Wallace publicó su crónica del trayecto a bordo del Nadir, un crucero de lujo, parecía imposible exprimir más la capacidad productora de frivolidades del turismo para ricachones. Pero han transcurrido 20 años y la imaginación de las grandes firmas de viajes no se agota. Crystal Cruises lanza su filial de cruceros aéreos: Crystal AirCruise, y los billetes costarán más de 100.000 euros por persona.
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