“Hemos demostrado que esta integración de sistemas biológicos en dispositivos robóticos les proporciona capacidades adquiridas de los sistemas naturales y que podemos entrenarlos como un músculo real para ajustar su rendimiento según las necesidades”, añade Rafael Mestre, estudiante de doctorado con una beca La Caixa-Severo Ochoa en el IBEC y co-primer autor del artículo.
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