Son sólo niñas, pero los nepalíes las consideran diosas y las adoran. Se las conoce como kumaris, pero su reinado dura hasta su primera menstruación. La perfección y la pureza del alma y del corazón son algunos de los requisitos fundamentales para convertirse en una deidad viviente, explicó a la BBC Chanira Bajracharya, quien fue nombrada kumari a los cinco años y lo fue hasta que cumplió 15. No se les deja asistir a la escuela, sólo se les permite comunicarse con unos pocos y tampoco tienen permiso para caminar por el suelo fuera del templo.
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