esto se traduce en la creación de narrativas alternativas falsas que no se basan en la realidad; llamarlos irracionales o socavar su cordura por cuestionar la narrativa del encendedor de gas; encubrir mentiras para que parezcan convincentes, etc. Gaslighting hace uso de palabras y poder, dos cosas que se alimentan de la desigualdad. Latif agrega que el gaslighting político se convierte en una estrategia para "obtener apoyo a favor o en contra de una ideología, punto de vista o política".
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