En tiempos de guerra no hay lugar para los viajes de placer, por eso los países beligerantes suelen convertir sus buques de recreo y mercantes en naves armadas o de transportes, cuando no en hospitales flotantes. Hoy volvemos sobre el tema con la historia del SMS Cap Trafalgar, un gran navío de pasajeros que la Kaiserliche Marine requisó y adaptó como crucero auxiliar e irónicamente terminó hundido por un homólogo británico cuya apariencia imitaba.
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