Cuenta la leyenda del Popol Vuh, la "Biblia" de los mayas, que los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué dieron con la pista de juego de pelota que su padre construyó y, al jugar en ella, molestaron tanto a los Ajawab, los Señores de Xibalbá que viven en el subsuelo, que fueron enviados al Inframundo. Ese Inframundo es un pozo de leyendas, mitos y sacrificios, pero también el alma de los mayas, el accidente que les permitió perpetuarse por 30 siglos en la península del Yucatán.
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