Los ecos de los diálogos de paz que el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC mantienen en La Habana suenan de lejos en el puerto de Buenaventura, el más importante de Colombia, por donde entra y sale el 60% del comercio internacional de país. En esta ciudad del Valle del Cauca, considerada hasta hace poco una de las más violentas del mundo, las bandas criminales, la corrupción y la sed de inversiones hacen aún más profunda la brecha entre las comunidades locales y el circuito económico portuario.
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