Es posible, en fin, que el black metal continúe medrando, creciendo como movimiento cultural mainstream y sea cada vez más apreciado, aceptado, comercializado, alejándose de las raíces oscuras, sangrientas y peligrosas que lo convirtieron en un estilo maldito. Es posible que se confirme su entrada en la fiesta institucional de las subvenciones, los premios y la cultura pop.
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