El 6 de noviembre de 1971, Estados Unidos realizó su prueba nuclear subterránea más poderosa hasta la fecha. La explosión de cinco megatones detonó a más de un kilómetros por debajo de la remota isla de Amchitka, en Alaska. La explosión levantó el terreno unos 7 metros durante unos segundos. El lanzamiento de Cannikin probó una enorme ojiva que el Pentágono planeaba encajar en un controvertido sistema de misiles antibalísticos. Todo ello en un lugar apartado del planeta como Amchitka, el eslabón más al sur de la cadena de islas Aleutianas.
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