Quiso la casualidad que, mientras se producía el sitio de Wounded Knee —un grupo de nativos americanos cercados por la policía y el ejército—, se celebrara la 45 edición de los Premios Óscar. Marlon Brando había sido premiado por su papel de Vito Corleone en El Padrino. Una película, un actor y una actuación a los que se les han dedicado todos los superlativos habidos y por haber. Pero Brando no quiso recoger el premio en protesta por el tratamiento de los indios en la televisión y en el cine y de paso por el asedio de Wounded Knee.
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