Hablar de periodismo, en Colombia, es hablar de una profesión de riesgo, en la que te puedes jugar la vida si cuentas las cosas que incomodan a los poderosos. Hollman Morris (Bogotá, 1969) ha vivido en su propia carne la extorsión del Estado: teléfonos pinchados, seguimientos ilegales, incluso amenazas a su hija de corta edad.
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