Un argumento de autoridad recurrente de economistas como Luis Garicano o José Luis Ferreira es la falacia del economista productor. Esta consiste en afirmar que nuestros niveles actuales de bienestar y progreso material se deben a los economistas (¿desde cuándo cosechan la tierra?), de tal modo que esta riqueza valida empíricamente sus teorías. La falacia es burda, pero la mayoría de economistas son burdos y, por eso, la sueltan impertérritos.
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