El Tratado de Dover, firmado entre Carlos II de Inglaterra y Luis XIV de Francia, originó la llamada Tercera Guerra Anglo-Holandesa, en la que el ejército francés se vio detenido por las inundaciones que causaron la apertura de esclusas de la denominada Línea de Agua y la magistral actuación de la flota, impidiendo la invasión de su país. Dos escuadras de éste, además, realizaron una audaz incursión naval contra las colonias galas e inglesas en América, recuperando durante un breve tiempo Nueva ámsterdam (Nueva York).
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