El valor interior

Una maestra llegó un día a clase y lo primero que hizo fue sacar de su cartera un billete de 50 euros y enseñárselo a sus alumnos.

-¿A quién de vosotros le gustaría tener este billete?

De inmediato, todos levantaron la mano.

En ese momento la profesora cogió el billete entre sus manos y lo dobló una vez, otra vez, otra y otra, hasta que se quedó del tamaño de una moneda.

-¿Quién quiere el billete ahora?

Y todos los alumnos levantaron de nuevo la mano.

La profesora desdobló el billete y lo arrugó haciéndolo una bola entre sus manos.

-Y ahora, ¿quién lo quiere?

Y todos los alumnos, aunque no entendían muy bien lo que estaba pasando, levantaron la mano.

Finalmente, la profesora desarrugó el billete, lo rompió un poco por un lado, lo tiró al suelo y lo pisoteó varias veces.

-Y ahora, ¿aún queréis el billete?

Y todos los alumnos respondieron de nuevo que sí, que aún lo querían.

La maestra recogió el billete, lo intentó dejar como estaba y lentamente se lo guardó en la cartera.

Durante un momento toda la clase se mantuvo en silencio hasta que la maestra volvió a hablar.

-Espero que hoy hayáis aprendido una valiosa lección.

Mirad, aunque he doblado, arrugado, roto y pisado el billete, todos queríais tenerlo de todas formas, porque sabíais que su valor no había cambiado, que ese billete seguía valiendo 50 euros.

De hecho, estoy segura de que, aunque lo hubiera roto por la mitad, lo hubierais querido igual, porque se podía volver a pegar.

Todos los alumnos asintieron en silencio.

-Muchas veces, durante vuestra vida, os ofenderán, os harán daño, habrá personas que os rechazarán, os dejarán arrugados, o tirados en el suelo.

En esos momentos sentiréis que no valéis nada, espero que entonces recordéis el día de hoy.

Recordad que vuestro valor no cambia nunca para la gente que realmente os quiere.

Por eso, los días en los que os sintáis mal, recordad que vuestro valor seguirá siendo el mismo por dentro, independientemente de lo que os haya ocurrido o de lo que os hayan hecho.

Adaptación de un cuento oriental, “Cuentos para entender el mundo 3” de Eloy Moreno