'Warrior' es una de esas películas que, cuando la empiezas, no la puedes dejar. Y si esto sucede es debido a la energía que desprende su metraje; a la soberbia definición que se hace de sus personajes; a la cercanía y veracidad con la que el trío de actores principales los encarnan; y al torrente desabrido de emociones que imprime en el respetable durante su metraje, siendo complicado —por no decir imposible— contener las lágrimas llegado el final de esta historia sobre dos hermanos, un padre ex-alchólico y un torneo de MMA.