Paul Schrader escribió el guion de esta película, de forma frenética, dicen, catártica, sugieren, tras perder su empleo, a su pareja, su hogar y su poca dignidad; además de vivir obsesionado con las armas y la pornografía y sin hablar con nadie durante semanas. Schrader escribía porque si no lo hacía se acabaría matando, y la pistola que le acompañaba se lo recordaba durante el tecleo seguramente inconstante por los efectos del alcohol y las drogas que le mantuvieron despierto y enterrado hasta el cuello en su miseria vital.
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