[…] propiamente hablando las opiniones no dialogan. […] Las opiniones – habría más bien que decir – “monologan”. Un intercambio de opiniones, como lo demuestra cualquier debate televisivo, es una sucesión de monólogos en los que cada participante se homenajea obscenamente a sí mismo. De hecho, la opinión parece guardar con el diálogo la misma relación que la masturbación con el coito.
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