En 2015, Matt Hawkins y Raff Ienco plantearon una obra de ciencia ficción que en lugar de hacer una hipótesis distópica, proponía una utopía. Cómo sería un mundo perfecto. En este universo no había enfermedades y los robots realizaban todo el trabajo. Los humanos solo iban a resorts a tener relaciones sexuales y pasárselo bien. Estaban modificados genéticamente para nacer sin sexo, lo elegían a los 13 años, y una IA controlaba en red todas las mentes para que no hubiera ni curiosidad, ni emociones, es decir, para que no hubiese conflictos.
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