El caso es que Taizong la ascendió a secretaria, y la cercanía a un gobernante tan concienzudo, que tenía documentos oficiales pegados en las paredes de su dormitorio para poder trabajar si se despertaba por la noche, le permitió acceder a asuntos estatales al más alto nivel. Pero cuando Taizong murió en 649, fue enviada como todas las demás concubinas a un convento budista: la tradición dictaba a que todas las mujeres del difunto emperador les rasuraran el cabello y las confinaran pues nunca más serían de otro hombre.
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