Los libros de texto, como píldoras de conocimiento concentrado, nos ayudan a organizar y entender el mundo. Nuestra visión de ese mundo se agranda, se achica o puede verse distorsionada, según qué contenido se recoja en ellos, y cómo se recoja. Mujeres científicas, historiadoras, músicas, escritoras, economistas que han sido relevantes a lo largo de la historia han sido invisibilizadas por el sistema educativo. Si faltan referentes femeninos en los libros de texto y en el interior de las aulas, falta también rigor en el relato histórico.