Se les puede encontrar prácticamente por todo el mundo, en el Ártico o en Asia, en Australia o en los Estados Unidos: mujeres jóvenes que juegan profesionalmente al fútbol, no en su hogar sino en algún terreno extranjero. A diferencia de muchos de sus homólogos extranjeros, raramente les atraen con ofertas lucrativas a golpe de talonario. Sus incentivos suelen ser bastante diferentes, como el deseo de ampliar sus horizontes o el anhelo de descubrir nuevos entornos culturales y formas de vida.
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