Rudolf Diesel inventó su motor pensando en el biodiesel, y pensaba que ese tipo de combustibles llegarían a ser lo habitual. El diseño, simple y eficiente, podía funcionar con muchos tipos de combustible, desde el polvo de carbón, derivados del petróleo y también aceites y productos vegetales. En la Feria Mundial de París de 1900, presentó un motor que funcionaba con aceite de cacahuete y no era para nada una anécdota, el resultado era muy bueno. Era más potente y, además, más ecológico que cualquier otra de las soluciones que existían.
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