En 2013, el físico Timothy Koeth aceptó ir a un estacionamiento para una entrega no especificada. Dentro de un saco de tela azul, envuelto en toallas de papel, encontró un pequeño trozo de uranio de 5 cm de ancho, con "un trozo de papel blanco envuelto alrededor, como una nota de rescate en una piedra", dice Koeth. En el papel había un mensaje: “Tomado del reactor que Hitler intentó construir. Don de Ninninger. Rastreando su origen, concluyeron que los nazis no llegaron a fabricar una bomba atómica por competir consigo mismos.
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