En ocasiones, ciertos comportamientos de los inversores resultan muy dificiles de comprender. Y, cuando esto sucede, rápidamente aparece una pregunta: ¿son racionales los operadores? ¿Y los mercados? Desde un punto de vista la teoría económica clásica, la motivación del inversor es su propio interés, maximizando su utilidad y la racionalidad en sus elecciones, convirtiendo a los mercados en un juego de suma cero. Sin embargo, es evidente que ni el mercado ni los inversores actúan siempre de un modo racional.
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