En el artículo que dedicamos a los nombres de las mujeres en la antigua Roma ya decíamos que la nominación romana era más compleja de lo que se cree. Tanto en cine como en literatura nos hemos acostumbrado a ver los típicos nombres compuestos pero en realidad eso no obedecía al libre albedrío sino a unas reglas. De hecho, no se trataba exactamente de nombres compuestos tal como los conocemos hoy; cada palabra tenía su razón de ser y ni siquiera eran dos sino tres, lo que se conocía como “tria nomina”, algo de lo que tenemos (...)
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