Si se nacía con algún tipo de discapacidad o alguna deformidad física en la Antigüedad, las probabilidades de soplar la vela en la tarta de celebración de tu primer cumpleaños eran muy escasas. El abandono o el infanticidio eran su presente y su futuro. La belicosa y militarizada sociedad espartana arrojaba desde el monte Taigeto a sus hijos deformes y el filósofo Aristóteles ya predicaba…
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