Si Parásitos ha servido además para desmontar la patraña de 1917 o de ese Padrino XXXVIII llamado The Irishman, miel sobre hojuelas. El testamento del director desluce a la trepidante El lobo de Wall Street. En cuanto a Joker, es la película que nadie en su sano juicio volvería a ver.
|
etiquetas: parásitos , berlanga