El arquitecto que agitó el urbanismo del Madrid ochentero con Tierno y Leguina analiza la evolución geográfica e ideológica de una de las capitales más desiguales de Europa. "A nivel profesional: su concepción y su diseño es muy pobre. Territorialmente acentúa la desigualdad física y social entre el norte y el sur de Madrid. Desde un punto de vista político, se comete un gran pecado al transformar el suelo público en mera mercancía. No lo llamemos Operación Chamartín o Madrid Nuevo Norte, por favor, llamémoslo por su nombre: Cortijo BBVA."
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