Nuestra obsesión con Marte surge de su similitud con la Tierra y su cercanía. Encontrar algo alienígena en el planeta de al lado - alguna bacteria no construida alrededor del ADN o el ARN, por ejemplo - nos diría que la vida surgió independientemente en dos mundos separados orbitando alrededor de nuestra solitaria estrella amarilla. Ya no podríamos considerarnos solos, ya que sabríamos con gran que la vida es un fenómeno verdaderamente cósmico, tan inevitable en nuestro universo como las galaxias, las estrellas y los planetas
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