P.P.: Que parezca que ahora no se le canta a la libertad creo que es una de las consecuencias del discurso de la democracia, que es un arma de doble filo. Parece que ahora vivimos en un contexto en el que no hace falta cantar a la libertad e incluso se tacha a quien lo hace como gente de otro tiempo, de otra época, como gente desfasada. Y en ese sentido, el discurso de la democracia es peligroso porque está clarísimo que seguimos siendo esclavos y esclavas de muchas cosas...
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