Un recorrido por los descubrimientos de Schielemann, arqueólogo aficionado que descubrió Troya, la ciudad que los especialistas creían una leyenda. Se hizo empresario, y una vez rico dedicó su fortuna a la exploración arqueológica, su vocación. Sin mucho método científico, porque no tuvo reparo en derribar construcciones que no consideraba troyanas. Entre sus muchas aportaciones a la historia y a la cultura, descubrió la cruz gamada, que luego los nazis convertirían en su enseña.
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