Gracias a que Anselmo apagó durante varias noches el faro de la llamada carretera de la muerte a su paso por la Torre del Mar, los barcos y la artillería no vieron a los refugiados que huían. Aquellos refugiados en su propia tierra evitaron ser acribillados y consiguieron salvar sus vidas. Cuando Anselmo fue descubierto, la respuesta fue fusilarlo.
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