Cuando la dieta se hace intolerable, muchos vuelven a los malos hábitos de antes, recuperando todo el peso perdido, más unos kilos de regalo. Tras cada fracaso, disminuyen las ganas de volver a intentarlo. Múltiples estudios demuestran que la restricción intermitente es una mejor estrategia para mantener la pérdida de peso a largo plazo que forzar un déficit constante. Por ejemplo, durante estudio "MATADOR" el grupo que incorporó descansos perdió un 50% más de peso que el grupo con restricción constante.
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