En el mundo real nos encontramos con muchas adaptaciones que permiten la vida en los polos o en las zonas heladas de la alta montaña, como puede ser el desarrollo de tamaños grandes en mamíferos, que ya comentamos aquí con los gigantes y los osos polares, o la presencia de pieles gruesas y tupidas y capas de grasa subcutánea que ayudan a conservar el calor en este tipo de animales.
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