Igual fue en mitad de un debate sobre los derechos de los animales. Tal vez por el independentismo catalán, o por algo tan simple como si se está a favor o en contra de los nuevos auriculares de Apple. El caso es que, como ha podido comprobar cualquiera alguna vez en alguna discusión, parece que es imposible convencer a un interlocutor de que está equivocado. ¡Es como si estuviera haciendo caso omiso de nuestras ideas! ¡Claramente más razonables que las suyas!
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