Seguimos con el tema de las turbulentas relaciones que existen entre los bienintencionados inventores y los cerdos capitalistas que pueden invertir en sus proyectos y hacerlos realidad. En las tres entregas anteriores hablamos de la importancia de construir equipos multidisciplinarios, de hacer presentaciones claras y de hacer proyecciones que demuestren que los proyectos son viables. Esos maquiavélicos inversionistas, herederos de Shylock, deben ser convencidos con seguridades de que su dinero se multiplicará.
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