La Antigua Roma cada vez tiene menos secretos, pero cada cierto tiempo nos sigue dando alegrías en forma de descubrimientos. Un ejemplo es el hormigón que utilizaban hace miles de años y que sigue aguantando las inclemencias del tiempo. Otro las decenas de fuertes romanos hallados por satélites espía de la Guerra Fría. Y elementos como las monedas nos permiten ver los pasos de los romanos por el mundo. Cuando se encuentra algo nuevo, más o menos se tiene clara su utilidad, excepto por un objeto concreto: los dodecaedros.
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