Los padecimientos con dolores crónicos, incluyendo los que producen los efectos secundarios de la quimioterapia y el cáncer de huesos, podría atajarse gracias a un artimaña biológica que los eliminaría, concretamente a través de las interacciones entre componentes moleculares que producen el dolor. Al menos es lo que sugiere un estudio (aún con ratones) llevado a cabo por un grupo de investigadores dirigido por Daniela Salvemini, de la Universidad de Saint Louis.
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