Hay muchas razones para hacer ejercicio. Cosas como mejorar la salud, pasárselo bien o lucir tipazo en la piscina municipal. Pero hay una cosa para la que no sirve: la depresión. Tal y como suena: ni la actividad física tiene efecto antidepresivo, ni el deporte es una especie de prozac mágico y a buen precio. Eso no quiere decir que no tenga beneficios, sencillamente que tiene los que tiene. Y ni uno más.
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